Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
Francisco \ Misa en
Santa Marta
Nos hará bien pensar en
nuestra despedida de este mundo, dijo el Papa
El Papa Francisco
celebra la Misa matutina en la Capilla de la Casa de Santa Marta - OSS_ROM
19/05/2015 15:20SHARE:
(RV).- Encomendémonos
al Padre en el momento de nuestra despedida de este mundo. Lo pidió el Papa en
su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa
Marta. Francisco se centró en el discurso de Jesús antes de la Pasión y en la despedida
de Pablo en Mileto antes de ir a Jerusalén. El Pontífice dirigió su pensamiento
a cuantos son víctimas de las persecuciones y obligados a huir como los
Rohingya de Myanmar o los cristianos y los yazidi en Irak.
Jesús se despide para
ir al Padre y enviarnos al Espíritu. San Pablo se despide antes de ir a
Jerusalén y llora con los ancianos procedentes de Éfeso que querían saludarlo.
El Papa se inspiró en las Lecturas del
día para desarrollar su homilía acerca del significado que tiene para un
cristiano “decir adiós”.
Pensemos en cuantos se
ven obligados a huir de las persecuciones
“Jesús se despide,
Pablo se despide – dijo Francisco – y esto nos ayudará a reflexionar acerca de
nuestras despedidas”. En nuestra vida – observó el Papa – “hay tantas despedidas”, pequeñas y grandes
y hay también “tanto sufrimiento, tantas lágrimas” en algunos casos.
“Pensemos hoy en
aquellos pobres rohingyas de Myanmar. En el momento de dejar su tierra para
huir de las persecuciones no sabían qué les habría sucedido. Y desde hace meses
están en barcazas, allí… Llegan a una ciudad en la que les dan agua y comida y
les dicen: ‘Váyanse’. Es una despedida. Entre otras cosas, hoy se produce esta
despedida existencial grande. Piensen en la despedida de los cristianos y de
los yazidis, que no piensan volver a su tierra, porque fueron expulsados de sus
casas. Hoy”.
Hay pequeñas y grandes
despedidas en la vida – reafirmó el Papa –
como la “despedida de la mamá, que saluda y da el último abrazo al hijo
que va a la guerra; y todos los días se levanta con el temor” de que alguien
venga a decirle: ‘Le agradecemos mucho la generosidad de su hijo que ha dado la
vida por la patria’”. T también está “la última despedida – dijo Francisco – que todos nosotros debemos
hacer, cuando el Señor nos llama a la otra vida. Yo pienso en esto”.
Encomendémonos al Padre
en el momento del adiós
Estas grandes
despedidas de la vida, “también la última
– reafirmó el Papa Bergoglio – no
son las despedidas de un ‘hasta pronto’, ‘hasta luego’, ‘hasta la vista’, que
son despedidas que uno sabe que vuelve, o inmediatamente o después de una
semana. Hay despedidas de las que no se sabe cuándo y cómo volveré – dijo
también el Santo Padre –. Y afirmó que el tema de la despedida también está
presente en el arte y en las canciones:
“Me viene una a la
mente, esa de los alpinos, cuando aquel capitán se despide de sus soldados: el
testamento del capitán. ¿Yo pienso en la gran despedida, en mi gran despedida,
no cuando debo decir ‘hasta luego’, ‘hasta más tarde’, ‘hasta la vista’, sino
‘adiós’? Estos dos textos dicen la palabra ‘adiós’. Pablo encomienda a Dios a
los suyos y Jesús encomienda al Padre a sus discípulos, que permanecen en el
mundo. ‘No soy del mundo, pero custódialos’. Encomendar al Padre, encomendar a
Dios: éste es el origen de la palabra ‘adiós’. Nosotros decimos ‘adiós’ sólo en
las grandes despedidas, tanto de la vida como en la última”.
Nos hará bien pensar en
nuestra despedida de este mundo
“Creo – afirmó el Papa – que con estos dos iconos – el de Pablo, que llora de rodillas en la
playa, todos allí, y en Jesús, triste, porque le esperaba la Pasión, con sus
discípulos, llorando en su corazón –
podemos pensar en nuestra despedida. Nos hará bien. ¿Quién será la persona que cerrará mis
ojos?”:
“¿Qué dejo? Tanto Pablo
como Jesús, ambos, en estos pasajes hacen una especie de examen de conciencia:
‘Yo he hecho esto, esto, esto…’. ¿Yo qué he hecho? Pero me hace bien imaginarme
en aquel momento. Cuándo será, no se sabe, pero vendrá el momento en el que
‘hasta luego’, ‘hasta pronto’, ‘hasta mañana’, ‘hasta la vista’ se convertirá
en ‘adiós’. ¿Yo estoy preparado para encomendar a Dios a todos los míos? ¿Para
encomendarme a mí mismo a Dios? ¿Para decir aquella palabra que es la palabra
del encomendarse del hijo al Padre?”.
Francisco concluyó su
homilía aconsejando leer precisamente las Lecturas del día sobre la despedida
de Jesús y la de Pablo, y a “pensar que un día”, también nosotros, deberemos
decir aquella palabra, “adiós”: “A Dios encomiendo mi alma; a Dios encomiendo
mi historia; a Dios encomiendo a los míos; a Dios encomiendo todo”.
“Que Jesús, muerto y
resucitado – fue la invocación final del Papa –
nos envíe al Espíritu Santo, para que aprendamos aquella palabra,
aprendamos a decirla, pero existencialmente, con toda la fuerza: la última
palabra, adiós”.
(María Fernanda Bernasconi - RV)
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