Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
COMPRAR A
UN HIJO
Una joven pareja entró en el mejor comercio de juguetes de la
ciudad. Ambos se entretuvieron mirando
los juguetes alineados en las estanterías. Había de todo tipo. No llegaban a
decidirse.
Se les acercó una dependienta muy simpática.
- Mira, - le explicó la
mujer - tenemos una niña muy pequeña,
pero estamos casi todo el día fuera de casa y, a veces, hasta de noche.
- Es una
cría que apenas sonríe - continuó el hombre -. Quisiéramos comprarle algo que
la hiciera feliz, algo que le diera alegría aun cuando estuviera sola...
- Lo
siento - sonrió la dependienta con gentileza-. Pero aquí no vendemos padres
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