lunes, 26 de septiembre de 2016

Evangelio de hoy 27-09-2016, Martes XXVI del tiempo ordinario

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado

Contemplar el Evangelio de hoy
Evangelio de hoy

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Día litúrgico: Martes XXVI del tiempo ordinario

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Texto del Evangelio (Lc 9,51-56): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.

«Volviéndose, les reprendió»
Rev. D. Llucià POU i Sabater
(Granada, España)

Hoy, en el Evangelio, contemplamos cómo «Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’. Pero volviéndose, les reprendió» (Lc 9,54-55). Son defectos de los Apóstoles, que el Señor corrige.

Cuenta la historia de un aguador de la India que, en los extremos de un palo que colgaba en sus espaldas, llevaba dos vasijas: una era perfecta y la otra estaba agrietada, y perdía agua. Ésta —triste— miraba a la otra tan perfecta, y avergonzada un día dijo al amo que se sentía miserable porque a causa de sus grietas le daba sólo la mitad del agua que podía ganar con su venta. El trajinante le contestó: —Cuando volvamos a casa mira las flores que crecen a lo largo del camino. Y se fijó: eran flores bellísimas, pero viendo que volvía a perder la mitad del agua, repitió: —No sirvo, lo hago todo mal. El cargador le respondió: —¿Te has fijado en que las flores sólo crecen a tu lado del camino? Yo ya conocía tus fisuras y quise sacar a relucir el lado positivo de ellas, sembrando semilla de flores por donde pasas y regándolas puedo recoger estas flores para el altar de la Virgen María. Si no fueses como eres, no habría sido posible crear esta belleza.

Todos, de alguna manera, somos vasijas agrietadas, pero Dios conoce bien a sus hijos y nos da la posibilidad de aprovechar las fisuras-defectos para alguna cosa buena. Y así el apóstol Juan —que hoy quiere destruir—, con la corrección del Señor se convierte en el apóstol del amor en sus cartas. No se desanimó con las correcciones, sino que aprovechó el lado positivo de su carácter fogoso —el apasionamiento— para ponerlo al servicio del amor. Que nosotros también sepamos aprovechar las correcciones, las contrariedades —sufrimiento, fracaso, limitaciones— para “comenzar y recomenzar”, tal como san Josemaría definía la santidad: dóciles al Espíritu Santo para convertirnos a Dios y ser instrumentos suyos.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Susurro de Dios 2016

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado


Susurro de Dios

Un hombre susurró: "Dios, háblame".
Y entonces cantó un pajarito. Pero el hombre no escuchó.

Entonces, el hombre gritó: "Dios, háblame".
Y entonces se oyeron truenos a través de un colchón de nubes.
Pero de nuevo el hombre no escuchó.

El hombre miró a su alrededor y dijo: "Dios, déjame verte".
Y una estrella brilló en el firmamento como nunca había brillado.
Pero el hombre no miró al cielo y no la vio...

Entonces el hombre, indignado, fuertemente gritó:
"Dios, déjame ver un milagro". ¡Y nació su hijo!
Pero el hombre no se dio cuenta de la nueva e irrepetible vida que comenzaba.

Entonces gritó desesperado: "Dios, tócame, déjame sentirte". 
En ese momento, Dios bajó del cielo y tocó al hombre en su mejilla suavemente.
Pero el hombre quitó la linda mariposa de su mejilla y siguió su camino.

Esto nos debe recordar que Dios siempre está a nuestro lado, en todo, en lo grande y lo sencillo, al igual que en cosas a las que no le prestamos mucha atención.
Inclusive en nuestra era electrónica.

El hombre, llorando, gritó: "Dios, necesito tu ayuda".
Y, en ese momento, le llegó un mensaje de correo electrónico con buenas noticias, dándole aliento, y con la oración y el abrazo de alguien que lo quería...
El hombre no lo vio... Siguió trabajando y lo borró sin leerlo.


No te pierdas de una oración ni de un buen amigo sólo porque la envoltura no es lo que tú esperas...


Dios nos habla a través de las personas más sencillas y menos esperadas.


Este mensaje vino con la instrucción de que yo lo envíe a todo aquél a quien yo quiera que Dios le dé su bendición, y yo te escogí a ti.


Tú puedes hacer lo mismo y enviárselo a quien tú quieras bendecir también. Espera siempre lo inesperado .