martes, 23 de agosto de 2016

Día 23 de agosto SANTA ROSA (ROSITA) DE LIMA, reposdición

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
Del 
Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

Día 23 de agosto
SANTA ROSA (ROSITA) DE LIMA
Santa Rosa de Lima en comic para los niños.
¿Verdad que os ha gustado?



de mi amigo Brais.
Debajo de cada una van unos retazos
de la vida de Santa Rosita de Lima

SANTA ROSA DE LIMA, VIRGEN
Patrona de Perú,
América y las Filipinas
Etimológicamente significa” rosa, jardín florido”.
Viene de la lengua latina




La primera mujer declarada santa de todo el continente americano.




El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones". Lo cual es mucho decir.



Isabel Flores de Oliva, hija de Gaspar de Flores y María de Oliva, que por su belleza recibió popularmente el nombre de "Rosa" al que ella añadió "de Santa María" En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel,  pero luego la mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó a llamarla con el nombre de Rosa.
Y el Sr. Arzobispo al darle la confirmación le puso definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el mundo.



Su cuerpo se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima.
Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671.
Desde ese año Toda América Meridional y Filipinas la veneran como patrona.



Rosa de Lima, pasó los tres últimos años de su vida en la casa de 
Don Gonzalo de Massa, desde 1614 a 1617.
Don Gonzalo era un empleado rico del gobierno y su esposa, 
María de Uzategui, tenía un gran aprecio por Rosa.




Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".



Desde 1614 ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, demuestra su gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: "Es que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo".



Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre junto al amadísimo Salvador a los 31 años.

¡Gracias a  http://rincondelaoracion.blogspot.com.es/ por enviarnos estas preciosas estampas para que recemos a Santa Rosa de Lima!
Y las he encontrado en el Blog millonario en visitas

Y ahora le añado yo:
Gracias, amigo Brais por las estampas hermosas con la oración.
Que Dios te bendiga.
Franja

Precioso cuadro antiguo de Santa Rosa de Lima.

Se celebraba su fiesta el día 30 de agosto y ahora el día 23.
En algunos lugares de América, como en Perú
se sigue celebrando el día 30.

El día 23 de agosto, conmemoramos a Santa ROSA de LIMA, Mística.


SANTA ROSA DE LIMA (1586-1617) nació en Lima, Perú, en una familia numerosa de ascendencia peninsular; era la época en que la América Española estaba dividida en virreinatos.

Con el nombre de Isabel Flores de Oliva vino al mundo quien habría de ser la primera santa del continente americano. Se dice que al nacer ella, su madre vio flotar una rosa encima de la recién nacida, y por eso familiarmente siempre la llamaron Rosa.

Su padre, arcabucero de la guardia virreinal que se asentó en el Perú, era originario de San Juan de Puerto Rico, y su madre había nacido en Lima. Cuando Rosa era todavía niña, la familia se asentó con sus trece hijos en el pueblo minero de Quives, en la sierra peruana.

Sin embargo, años después la situación económica los obligó a regresar a Lima. Es probable que el contacto cotidiano con los míseros trabajadores de minas, en su mayoría indígenas y negros, haya contribuido a 
sensibilizar su alma.



Para Rosa había sido concertada una boda honorable, pero en contra de la voluntad de sus padres tomó el hábito de la Orden de Predicadores como Terciaria Dominica. Siendo hábil para la costura y el bordado, contribuía con sus labores al presupuesto familiar.

En 1609 construyó con ayuda de un hermano una pequeña ermita de dos metros cuadrados en un extremo del huerto de la casa familiar, y ahí se instaló. Santa Rosa casi no intimaba con nadie, y solamente salía para atender las necesidades espirituales de los negros e indígenas de Lima.

En su ermita se sometía a penitencias extremas, llevaba una cadena atada al cuerpo, portaba una corona de espinas hecha de hierro y dormía sobre tablas. En sus meditaciones buscaba seguir el ejemplo de Santa Catalina de Siena, y varias veces tuvo visiones místicas.

Obligada por sus familiares, en 1614 se trasladó a unas habitaciones en casa de la noble familia de la Maza. En ese lugar se erigió posteriormente el Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima.




El máximo milagro atribuido a Santa Rosa ocurrió en 1615, cuando los piratas holandeses de Georg Spilbergen amenazaron con tomar Lima. Con gran valentía, la santa reunió a las mujeres de la ciudad en la iglesia del Rosario para rezar por la salvación de todos.

 Ella trepó al altar, y con los hábitos remangados puso su cuerpo 
para defender a Cristo en el Sagrario.

Sucedió que el capitán pirata falleció milagrosamente, y los atacantes huyeron en consecuencia. Toda la ciudad le atribuyó a ella el milagro 

y le reputó un aura de santidad.

Víctima de una grave enfermedad, Santa Rosa de Lima falleció a los 31 años de edad, siendo llorada por las multitudes. Sus restos se veneran todavía en la basílica dominica de Nuestra Señora del Rosario de Lima.

Estampa de devoción muy antigua

Santa Rosa de Lima fue canonizada en 1671 por el papa Clemente X. Iconográficamente se le representa con un ramo o una corona de rosas. Es la santa patrona del Perú y del Nuevo Mundo.


SANTA ROSA DE LIMA nos enseña la importancia del amor a los miserables y a los marginados.




Oración con el pozo de los deseos




El Pozo de los Deseos de Santa Rosa de Lima (Foto:Peru.)
enlace el film en castellano para compartir:

https://www.youtube.com/watch?v=VkdpKbTbKF8&list=PL260285DC551E631D


Si os ha gustado lo tenéis que compartir. Franja

ORACIÓN DE BEATRIZ, UNA DEVOTA DE SANTA ROSITA

SANTA ROSITA, ENSÉÑAME A SER VALIENTE Y DEFENDER A CRISTO, COMO TU LO HICISTE.  A VECES ME SIENTO SIN ÁNIMOS, A VECES SIENTO QUE ESTOY A PUNTO DE DESFALLECER, PERO HOY TU ME ENSEÑAS QUE HAY QUE SER VALIENTE  Y POR EL AMOR QUE LE TUVISTE A LOS POBRES Y MARGINADOS TE PIDO QUE ME AYUDES EN MI TRABAJO A CONSERVARLO, PARA PODER AYUDAR A MIS HIJOS.

QUE NO LES FALTE EL SUSTENTO DIARIO Y SOBRE TODO POR MIS HIJOS QUE ESTÁN EN ESAS LEJANAS TIERRAS,  QUE NO LE FALTE EL TECHO NI EL PAN DE CADA DIA.

TE PIDO POR TODOS LOS ENFERMOS CARENTES DE LA SALUD DEL CUERPO Y ESPIRITUAL, ESPECIALMENTE POR MARINELA, ESCUCHA LA ORACION DE ESTA MADRE QUE SUPLICA SANACION PARA SU HIJA MARÍA VICTORIA, SI ES TU SANTA VOLUNTAD. AYÚDALA, SÁNALA, SOBRE TODO DALE LA FORTALEZA QUE TANTO NECESITA, Y  LO MISMO PARA LILY, QUE SU RECUPERACIÓN ESTÉ EN LAS BENDITAS MANOS DE NUESTRA SEÑORA MARIA, OLGA, QUE SU HIJO SE RECUPERE PRONTO DE ESE MAL QUE LE AQUEJA, POR LAS NECESIDADES DE MARIA J. Y TODOS LOS ENFERMOS, QUE CONTINUAMENTE REZAMOS EN ESTE SANTORAL.

GRACIAS SEÑOR POR ESTOS BENEFICIOS QUE TU ME DARÁS, SI SON TU SANTA VOLUNTAD, Y A TI SANTA ROSITA, GRACIAS POR SER MI INTERCESORA EN EL DÍA DE HOY. AMÉN.


Confeccionado por Franja

viernes, 12 de agosto de 2016

«Mi ateísmo era el último ídolo. Había empezado a leer la Biblia para burlarme»

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado


Fabrice Hadjadj: «Mi ateísmo era el último ídolo. Había empezado a leer la Biblia para burlarme»

Fabrice Hadjadj: «Mi ateísmo era el último ídolo. Había empezado a leer la Biblia para burlarme»
Fabrice Hadjadj es uno de los filósofos contemporáneos con una visión más coherente del mundo a la luz de la fe católica.

ReL11 agosto 2016

Durante los meses estivales, Le Figaro Vox explora las grandes virtudes morales que la filosofía clásica distingue tradicionalmente: la prudencia, la fe, la templanza, la esperanza, la fuerza del alma, la caridad y la justicia. Y lo hace entrevistando a personajes conocidos en el ámbito de la cultura y la ciencia. Para la fe, el entrevistado es el filósofo Fabrice Hadjadj. Éstas son las respuestas que ofreció a Patrice de Méritens:

Fabrice Hadjadj es uno de nuestros filósofos más brillantes, a lo que añade su faceta como novelista, ensayista y dramaturgo. Nacido en una familia judía, pasó su juventud bajo la bandera del ateísmo, hasta su conversión al catolicismo; es decir, meditó la virtud teologal de la fe.

Actualmente dirige el Instituto Europeo de Estudios Antropológicos Philanthropos, en Friburgo (Suiza). Su última obra, Résurrection. Mode d'emploi [La Resurrección. Modo de empleo], ha sido publicada por Éditions Magnificat. Para prolongar la reflexión de esta entrevista, aconsejamos leer La Fe de los demonios (obra publicada en España por la Editorial Nuevo Inicio), así como el libro del gran filósofo alemán Josef Pieper (que tuvo una gran influencia sobre Benedicto XVI) para cuya versión francesa Fabrice Hadjadj escribió el prólogo: De la foi [Sobre la fe] (Éditions Ad Solem, 2011).

-¿Qué es la fe?
-Es lo más común y lo más razonable. Es lo que estructura nuestra sociedad, incluso si ésta es atea. Es más, yo diría sobre todo si es atea, aunque en este caso la fe se reduce bastante rápidamente a una especie de credulidad que no se atreve a admitir su nombre.

»Antes de abordar la fe religiosa o la fe como virtud teologal, es muy importante pensar en la fe en general, sin caer en la confusión sentimental, las reducciones del cientificismo o la ceguera del fundamentalismo. ¿Qué es creer? El verbo puede reenviarnos al hecho de tener una opinión: «Yo creo que…». En este caso, la creencia es vaga, inestable, arbitraria y no vale mucho más que la opinión contraria. No es así como entiende la fe la gran tradición filosófica y teológica: creer no consiste en creer en algo, sino en creer en alguien. Si un amigo me dice que hace un rato ha visto a mi hermano con una mujer desconocida y me pregunta: «¿Me crees?» y yo le respondo sinceramente: «Te creo», entonces en mí ya no hay duda y estoy seguro de que lo que me dice es verdad: mi hermano estaba con esa mujer.

»Ciertamente, no lo he visto con mis ojos, no es la certeza de saber como cuando yo veo algo por mí mismo, pero es una certeza de la fe, según la cual yo creo a alguien que ha visto. La fe, en general, es conocer a alguien a través de los ojos de otro, porque reconocemos en este otro a un testigo fiel. Es, por lo tanto, ver con los oídos después de haber escuchado con los ojos, porque a pesar de todo es necesario asegurarnos de que el testigo no tiene motivo alguno para engañarnos.

»Toda nuestra vida social se desmoronaría si no tuviera la estructura que le da la fe. Reducid vuestros conocimientos sólo a lo que habéis visto con vuestros ojos y moriréis de hambre. ¿Cómo podéis estar seguros de que vuestro panadero no ha puesto polonio en las barras de pan? Coged el dinero: ¡alto nivel de fe! Se dice que el dinero es fiduciario y es índice de prestigio. Por último, la propia ciencia tiene su punto de partida en una cierta fe. Como dice Aristóteles: «Para aprender, es necesario primero creer», sin lo cual jamás escucharíamos al profesor que nos intenta demostrar la verdad del teorema de Pitágoras…


La fe de los demonios, uno de los ensayos más sugerentes sobre el papel de la fe en la sociedad contemporánea. 

-La fe también atraviesa toda nuestra existencia…
-La fe se despliega en esos dos ámbitos que son los más naturales: la palabra y el amor. La palabra, por sí misma, brinda palabra. Si no existen buenos motivos para desconfiar, creemos siempre en quien nos habla. Perder esta confianza original, la mentira, sería imposible, puesto que ella saca su eficacia de sí misma. Por otra parte, la propia vida social sería imposible pues todo se transformaría en interrogatorios suspicaces; ni tan siquiera empezaríamos a hablar, a pesar de que la adquisición de la palabra se remonta a una fe de nacimiento en nuestros padres, a la «lengua materna».

»En lo que respecta al amor, ¿cómo sabemos que alguien nos ama? Sus gestos son sólo indicios que se hacen evidentes únicamente por la confianza que tenemos en esa persona (la palabra «fe» está incluida en la palabra «noviazgo»). Si necesitas absolutamente ver su amor de una manera científica, significa que la desconfianza y los celos te perturban. Entonces, como Otelo, arrancarás el corazón de Desdémona, pero no verás nada dentro de él…

-Usted ha opuesto «ver algo» a «creer en alguien». ¿En esto radica la diferencia esencial entre ciencia y fe?
-Sí. Contrariamente al refrán atribuido erróneamente a Santo Tomás Apóstol, creemos sólo lo que no vemos. Cuando vemos por nosotros mismos, no hay necesidad de creer en los demás: nos encontramos en una certeza más grande, sin duda, pero esta certeza es, esencialmente, en relación con algo objetivo. En la fe no vemos por nosotros mismos, sino a través de otro: por consiguiente se trata, de manera esencial, de una relación con alguien, una relación sujeto a sujeto. En un mundo individualista, donde cada uno es lo bastante crédulo para imaginarse que se hace a sí mismo y que los otros son sólo rivales o medios, es normal poner por delante el ver, el cada uno para sí y por sí: el algo se convierte en más importante que el alguien. A partir de este momento caemos en lo impersonal. Caemos en el cientificismo (no hablo de la verdadera ciencia, que conoce sus límites y deja espacio a otras formas de conocimiento) y excluido el ámbito de la fe, que nos relaciona con otros rostros, con testimonios, acabamos relacionándonos sólo con ecuaciones, con parámetros…

-¿El quid de la fe teologal? ¿Cuál es su origen y cómo se articula con la fe ordinaria?
-La noción de fe como virtud teologal viene del cristianismo, incluida la teología católica. Distinguimos entre las virtudes cardinales (del latín cardo, que quiere decir «eje» o «bisagra», porque abren las puertas de la sabiduría), en las que ya habían pensado los grandes autores paganos, sobre todo Aristóteles y Cicerón, y las virtudes teologales (del griego theos, Dios, y logos, verbo, puesto que nos hacen participar en la vida de Dios que se revela en su Palabra), que San Pablo explicó, por primera vez, en su primera Carta a los Corintios (13, 13): distingue la fe, la esperanza y la caridad, precisando que la más grande de las tres es la caridad (y Benedicto XVI nos ha recordado que ella no es la negación, sino ¡la coronación del eros!).

»Hay, por lo tanto, un vínculo esencial entre fe y amor, porque la fe teologal es la culminación de creer en alguien. En el Credo no decimos «Yo creo que Dios existe, que Él es el Padre Todopoderoso, etc.», sino que decimos «Creo en Dios» (in + acusativo), que designa un movimiento hacia, un impulso tangencial, jamás conseguido, el del deseo que tiende hacia el Otro.

-Esta fe teologal, ¿corresponde a cualquier creencia religiosa?
-Entre los paganos lo que cuenta no es creer, sino hacer: la religión es ante todo rito, práctica social. Entre los judíos nacidos del rabinismo lo que importa no es la fe, según ellos demasiado subjetiva, sino el estudio de la Torá. La fe teologal es, por lo tanto, un desarrollo de la revelación cristiana y se distingue del sentimiento religioso o de la convicción individual. No reside en el solo hecho de creer que Dios existe: esto, que se afirma tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, podemos saberlo por el simple hecho de contemplar el universo y su orden (algo que confesaba incluso Voltaire).

»Aprovechamos para decir que todo el mundo cree en un dios; o, más bien, todo el mundo diviniza algo, ya sea el sexo, el dinero, el fútbol, la muerte o el chucrut; en fin, lo que sea que hace que esa persona se levante cada mañana… La cuestión es, sobre todo, saber en qué divinidad creemos y si ésta no será un pequeño ídolo hecho a nuestra medida.

»Antes de ser un contenido dogmático, la fe teologal consiste en creer que alguien, a saber, Jesús, es aquel que nos revela de manera más perfecta el rostro de Dios. Esta fe tiene, por consiguiente, forma de cruz: es a la vez relación con la eternidad y con la historia, relación vertical con el Cielo pero, al mismo tiempo, relación horizontal con la tierra, con toda la creación y, sobre todo, con la cadena de testigos que se han sucedido a partir de los apóstoles, contemporáneos del acontecimiento. Esto es muy importante, sobre todo en una época en la que tendemos a salir de la historia y de lo humano, ya sea mediante el transhumanismo o el fundamentalismo religioso.

»Esta fe teologal considera que nada, aquí en este mundo, es más divino que un pobre carpintero judío que fue condenado bajo Poncio Pilato por blasfemia y que, en consecuencia, la historia, en sus genealogías, en sus dramas, incluso en su corrupción, tiene más consistencia que las utopías con sus pacificaciones totalitarias.

-¿Qué máxima de Padre de la Iglesia, de filósofo o de escrito hace suya respecto a esto?
-Utilizaría una de Luigi Giussani, fundador del movimiento Comunión y Liberación, en proceso de beatificación por la Iglesia y que fue el gran defensor de una fe en resonancia con la cultura. En un libro titulado ¿Se puede vivir así? hay esta frase decisiva: «La fe es la capacidad suprema de la razón». Se une a este pensamiento de Pascal: «El último paso de la razón es reconocer que hay una infinidad de cosas que la sobrepasan. Si no lo reconoce, será siempre frágil». Si la fe teologal es la capacidad extrema de la razón, es sobre todo porque nos pone en relación con el Creador de la razón y, de este modo, nos da confianza en ella, en un tiempo en el que es reemplazada, cada vez más, por algoritmos.

»Es necesario observar que la Universidad, inventada en la Edad Media, no habría surgido sin esta fe en Dios creador: a partir de aquí, efectivamente, pensamos que todo era digno de estudio, porque todo aparecía como una palabra de Dios. Pero la fe es la capacidad suprema de la razón porque marca también el primado de alguien sobre algo, de los rostros sobre las ideas. Es por ella que la razón escapa al encarcelamiento de la ideología.

-¿Cuál ha sido, a este respecto, su recorrido personal?
-De familia judía, bastante marxista en ese periodo, me esforcé por ser ateo… de buena fe. Es decir, que yo creía tener la última palabra sobre la realidad, mientras que es evidente que sólo tenemos la penúltima, visto el misterio que nos rodea. De alguna manera, mi ateísmo era el último ídolo que sólo un martillo trascendental podía romper. Había empezado a leer la Biblia para burlarme. Y mira por dónde, al llegar a los textos de los profetas, me di cuenta de que la crítica de la religión era interna a esta religión bíblica, y que Isaías o Jesús iban mucho más lejos que Marx y Nietzsche (de los que, sin embargo, no he renegado, porque mi fe es católica, lo que quiere decir que es «integradora», que es lo contrario de integrista). Y luego, un día, en Saint-Séverin, recé por mi padre enfermo ante una estatua de la Virgen, de la que me había burlado la antevíspera. ¡Vale! No hubo una gran iluminación. Simplemente tuve la íntima certeza de que la oración, este tormento que iba de abajo arriba, era la esencia de la palabra y la finalidad de nuestra posición erecta: llevar en nuestra palabra todas las cosas finitas para presentarlas al Infinito… Tras lo cual, el recorrido fue el del combatiente hasta el bautismo, en la abadía benedictina de Solesmes. Y esta improbable fecundidad… no estoy hablando de mis libros sino de mi mujer, profesora de teatro, y de nuestros siete hijos, profesores de vitalidad…

-Usted habla de fecundidad, pero la fe ¿no es un factor de guerra?
-Los totalitarismos ateos del siglo XX han demostrado suficientemente que la ausencia de fe era un factor de guerra. Es una fantasía Disney (¡como mucho!) creer que podemos salir por completo del drama de este mundo. El propio amor es principio de drama: más amo, más vulnerable soy… El desafío es transformar este drama en testimonio de verdad en la bondad. La fe cristiana ha podido ser instrumentalizada por intereses mundanos y los cristianos que han actuado así son peores que los otros hombres: han desviado la luz, no tienen ni siquiera la excusa de los ateos.

»Sin embargo, Cristo le dijo a Pedro que guardara la espada en su vaina y que empezara un combate espiritual que lleva a amar a los enemigos. La fe es, desde entonces, un factor de guerra, pero una guerra personal: se trata de combatir el propio orgullo para abrirse a la misericordia y a la vida que se recibe sólo para ser dada.

Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).

De niño luterano a sacerdote católico y, después, obispo en Finlandia

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado

(Este testimonio, redactado por ReL, lo tomamos del recomendable libro de José Miguel Cejas, Cálido viento del norte).

De devoto niño luterano a joven sacerdote católico y, después, obispo en la secularizada Finlandia

De devoto niño luterano a joven sacerdote católico y, después, obispo en la secularizada Finlandia

El obispo de Helsinki, Teemu Sippo, se interesó por la Iglesia sin ni siquiera haber visto a un católico en su vida

ReL12 agosto 2016TAGS 

HISTORIAS DE CONVERSIÓN

“¿Por qué un joven finlandés, sin ningún contacto con el catolicismo, experimentó de repente ese profundo interés por conocerlo?”. Esta fue la pregunta que le formuló en Roma el año 2010 el Papa Benedicto XVI al obispo de Helsinki, Teemu Sippo. La pregunta no era un mero ejercicio de sociología o antropología religiosa y, menos aún, el deseo de satisfacer una curiosidad. El entonces pontífice preguntaba por lo que había acontecido en la mente y el corazón de su interlocutor, un caso extraordinario que tuvo como escenario una de las sociedades más secularizadas del planeta, la finlandesa.

La respuesta del prelado nacido en 1945 en Lahti, sur de Finlandia, fue a la vez simple… y desconcertante: “No lo sé. Fue una gracia de Dios”.

Él mismo explica sus orígenes religiosos y las circunstancias que lo llevaron a, primero, interesarse por la Iglesia católica y, posteriormente, ordenarse sacerdote.

En la iglesia, quietos como estatuas
Segundo de cinco hermanos, creció en una familia luterana que giraba en torno a su abuela, una mujer cariñosa y buena, según recuerda, que los llevaba a la iglesia cada domingo.

“Teníamos que estar sin movernos, quietos como una estatua, en silencio y además –y eso era lo más difícil- sin estornudar. ¡Y ay de aquel que cuchicheara algo por lo bajo!”. A pesar de ello, asegura, le encantaba ir a los servicios luteranos pues “tocaban una piezas maravillosas en el órgano”.


Teemu Sippo, obispo de Finlandia (a la izquierda del Papa), y representantes de otras confesiones en una audiencia con el papa Benedicto XVI

“¡No había visto a un católico en mi vida!”
Tras la muerte de su abuela, la familia se trasladó a Helsinki, en un momento de gran cambio social, pues de estar la sociedad finlandesa bastante apartada del resto de Europa, especialmente por su situación geográfica,  gracias a medios de comunicación como la televisión, comenzó a tener mejor conocimiento de otras culturas, mentalidades y religiones.

“Yo, en concreto, me interesé por la Iglesia católica. ¿Por qué? No lo sé. ¡No había visto a un católico en mi vida!”.

En 1965, cuando él tenía 18 años, la familia se mudó a Tampere. Allí, lejos de olvidarse del catolicismo, buscó más información. Sus indagaciones lo llevaron al único espacio católico que había en la ciudad, un pequeño oratorio, situado en el segundo piso de una casa de vecinos normal y corriente.

“Pulsé el timbre y me recibió el párroco, un religioso dehoniano que me enseñó la iglesia… Comencé a asistir a misa y, al año siguiente, en 1966, decidí ser católico. Y además, sacerdote”.


Iglesia de la Santa Cruz, en Tampere

“No se trataba de un fervor momentáneo”
Después de hacer la profesión de fe, le solicitó al párroco iniciar a la brevedad su formación eclesiástica. La respuesta del cura fue una pregunta: “¿Por qué no haces primero el servicio militar y luego hablamos?”.  Y así lo hizo.  Y regresó tiempo después para reiterarle su deseo. “Comprobó que no se trataba de un fervor momentáneo”, comenta.

El entonces obispo de Helsinki, un religioso dehoniano holandés, monseñor Verschuren, escucha con atención al joven converso y le propone realizar sus estudios en Alemania y tener allí una mayor experiencia más profunda de la Iglesia y del sacerdocio. Allí, atraído por la vida y el carisma del padre Dehon (un abogado francés del siglo XIX ordenado sacerdote en 1868 y que fundó una Congregación para promover la devoción al Sagrado Corazón, entre otras tareas, y que posteriormente devino en el instituto de los Sacerdotes del Corazón de Jesús), decide hacerse dehoniano.

“Para un joven finlandés de veintidós años como yo, católico desde los diecinueve, aquello suponía un reto casi inalcanzable: tenía que estudiar latín, griego, hebreo… ¡y alemán, para entender las clases sobre esas materias!”.

Sacerdote… el único residente en Finlandia
El 28 de mayo de 1977, el obispo Verschuren le ordena sacerdote en Helsinki y es destinado a la “Atenas de Finlandia”, la ciudad universitaria de Jyväskylä, en una parroquia, una de las cinco que había en todo el país (hoy son siete), y de la que dependía la mitad de Finlandia, con unos trescientos católicos de diversas razas y procedencias (habían filipinos, alemanes, africanos, sudamericanos… cada uno, por supuesto, con su propia cultura, mentalidad, lengua, tradiciones) que vivían en lugares muy alejados entre sí.  Era una tarea pastoral nada fácil de llevar a cabo.

Posteriormente, en la otra parroquia de Helsinki, San Enrique, y al ser el único sacerdote católico residente en el país, Teemu Sippo se convirtió en “el rostro para enseñar” del catolicismo finlandés.

Obispo… después de 500 años y ¡en una catedral luterana!
“Tragué saliva, me encomendé al Señor, y dije OK”. Así recuerda su reacción quien entonces era uno de los primeros sacerdotes católicos finlandeses desde la Reforma protestante, cuando al acudir a la nunciatura, que estaba en Estocolmo, le comunican el deseo del papa de consagrarlo obispo (Verschuren había sido nombrado obispo auxiliar de Lublin, Polonia).

La consagración se realizó el 5 de septiembre de 2009, pero no en un templo católico sino ¡en una catedral luterana!, la de Turku, tras la autorización (previa sorpresa) de Roma. La ceremonia se retransmitió varias veces por la televisión.

“Era la primera vez, después de quinientos años, que se ordenaba en Finlandia un obispo católico nacido en el propio país. ¡El anterior fue Arvid Kurki, que murió en 1522!”, reseña con admiración Sippo.

 
Catedral luterana de Turku, Finlandia, donde en septiembre de 2009 fue consagrado obispo monseñor Sippo

Finlandia hoy: un país rico, pero pobre…
Actualmente Finlandia cuenta con siete parroquias para un país que cuenta con menos del 0,2% de población católica. Hay dos en Helsinki y las otras cinco en otras tantas ciudades.

“Durante las últimas décadas Finlandia se ha convertido en un país rico. En lo espiritual, sin embargo, tenemos carencias notables”, apunta monseñor Sippo, y da algunos ejemplos: “Hay muchos niños católicos que no reciben una formación religiosa adecuada, y aunque procuramos que asistan a los campamentos de verano de inspiración católica, no nos resulta fácil porque aquí las distancias son enormes, y al haber tantos matrimonios mixtos, la transmisión de la fe tropieza con dificultades. Nos faltan sacerdotes, nos faltan vocaciones sacerdotales, nos faltan catequistas… Pero como estamos en las manos de Dios, disponemos en abundancia de lo único realmente importante: la gracia. Al fin y al cabo, eso era lo único con lo que yo contaba cuando pulsé el timbre de aquella puerta, en el segundo piso de una modesta casa de vecinos de Tampere”.

(Este testimonio, redactado por ReL, lo tomamos del recomendable libro de José Miguel Cejas, Cálido viento del norte).

El Reto Del Amor 12 agosto 2016

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado 



Hoy el reto del Amor es que seas "girasol"

El Reto Del Amor 12 agosto 2016

Año del Señor 2016
Lerma, 12 de agosto

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor.
 Que pases un feliz día.

QUIERO SER UN GIRASOL

En la iglesia han puesto unos cuantos girasoles decorando; los tengo delante en la oración. Estos días me pasaban desapercibidos, pero hoy me he quedado mirándolos y he pensado que... ¡hoy y siempre quiero ser un girasol!

¿Un girasol? Sí, sí. Quiero ser esta flor tan curiosa que se siente "atraída" por el Sol; que, cuando llega la oscuridad de la noche, se inclina, y, al volver la luz, se vuelve a erguir.

Quiero ser esa planta que, sin el Sol, sin Cristo, se siente como abatida y triste, todo le pesa, flor que sabe que, si se mira a sí misma, no vale nada, se siente sola... vive por "el qué dirán" o mendigando un sincero "te quiero".

¡Quiero vivir mirándole, necesitándole!, y así vivir erguida desde la certeza de que Él me cuida, me da todo, y "girar" mis pasos hacia aquello que Él me vaya marcando y, a su vez, vivir sintiéndome mirada por Él, amada por Él, ¿hay algo más grande, algo que te haga más libre?

Cuando tu mirada se encuentra con Cristo, experimenta qué supone vivir mirándole, no temas volverte a Él. Vive desde la certeza de que Él te acompaña estés donde estés, estés como estés.

Hoy el reto del Amor es que seas "girasol", que cada vez que veas el sol, le digas algo al Señor. Vive el día buscándole, necesitándole; que hoy todos juntos formemos un inmenso campo de girasoles, ¡levanta la mirada, inúndate de Él! Vales todo Su amor. "Todo menos perderle".



VIVE DE CRISTO
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