Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
Hadas y princesas a la carta
Hasta dónde hemos llegado!!!
y hasta dónde no debemos llegar!!!
¿O será ya demasiado tarde?
princelandia
Publicado
el 25/05/2015
Las
ofertas de diversión para niños han evolucionado a lo largo del tiempo: del
parque del barrio a los parques temáticos, de los juegos de mesa a la tableta
electrónica, del balón de fútbol al Fifa-dos-mil-y-pico, de la plastilina a la
pantalla táctil, de los juguetes para jugar a los juguetes para mirar…
También
han evolucionado las formas de celebrar diversos acontecimientos, como los
cumpleaños. Hemos pasado de aquellas celebraciones en la casa del protagonista
con merienda pantagruélica a base de chocolate a la taza con bizcochos, tarta
casera y muchas chuches, juegos en grupo y cumpleaños feliz a pleno pulmón, a
banquetes contratados en los diferentes Parques Infantiles que ofrecen nuestras
ciudades.
La comodidad de estos establecimientos es evidente y no se pierde, en
esencia, el espíritu de la celebración, en todo caso se diluye ese encanto que
tenía antaño que los amigos vinieran a tu casa a merendar y a jugar.
Por
razones comprensibles, hemos sacado las celebraciones de nuestra casa y ello ha
comportado algunas novedades, por ejemplo, que se compite por ofrecer la mejor
fiesta y que se regala más debido a la obligación que genera la propia
invitación.
Pero el cambio más importante es justamente que se ha sacado la
celebración de casa, del entorno familiar, y lo hemos hecho desde la más
temprana edad.
De ese modo, nuestros hijos asumen que para festejar cualquier
acontecimiento hay que salir de casa, algo que lo tenemos inconscientemente
asumido: ¡cuántas veces hemos oído en las películas eso de “Salgamos a celebrarlo”!
¡Y cuántas veces lo decimos nosotros!
El
último grito en celebraciones infantiles lo presenta la empresa Princelandia,
dedicada exclusivamente a niñas y madres, y que ofrece “un mundo mágico a la
medida de todas las princesas”, todo en tonos rosa. Quienes se sumerjan en esta
Síbaris infantil pueden encontrar estos servicios:
Spá, un ambiente de máxima
relajación y confort donde las pequeñas princesas juegan y se divierten
dejándose mimar por las monitoras a la vez que disfrutan de tratamientos naturales
especialmente ideados para ellas;
Cumpleaños, con cuatro menús personalizados y
exclusivos (Goloso, Brunch, Frutal y Glamour);
Mi mamá y yo, una tarde con
circuito spá incluido para “fortalecer los vínculos afectivos” entre madre e
hija;
Baby Shower, especial para que las embarazadas celebren que lo están;
Princess Forever, donde las mamás pueden dejar fluir esa niña princesa que toda
mujer lleva dentro;
y
Fiestas Temáticas, según la estación del año y las
festividades locales.
ASOMBROSO!!!
La
empresa explica que “en la época de la tecnología, los videojuegos, los
ordenadores y las consolas, nuestras niñas necesitan encontrar un espacio de
fantasía, real y llamativo, que no sólo les evoque diversión sino una evasión
diferente a lo que se encuentran en la vida cotidiana”. Porque, según parece,
las niñas de cuatro, seis u ocho años necesitan evadirse de la realidad y
sumergirse en “un mundo de fantasía y relax”, como si ya llevaran demasiada
realidad a sus espaldas.
Princelandia,
como dice la canción del vídeo promocional, ofrece a las niñas ser “hadas y
princesas” a la carta, aunque más bien las convierte en pequeñas Cleopatras que
se bañan en leche de burra y miel para convertirse en emperatrices. Pero cuando
ya no quieran ser princesas (como canta Joaquín Sabina) y les pese la realidad,
entonces no les bastará con un spá relajante ni una super fiesta de cumpleaños.
Hagamos que nuestras hijas sean protagonistas de su vida y no de un cuento de
hadas que, por querer hacerlo real, pierde su auténtica magia.
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de hadas, cumpleaños, diversión casera, ocio infantil. Guarda el enlace
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2
respuestas a Hadas y princesas a la carta
Pilar
dijo:
25/05/2015
en 21:24
A
mi todo me suena a competitividad entre las madres (que sin darse cuenta lo
reflejan en los hijos).
Como
en tantos aspectos de la vida pienso que hay que “romper” tendencias y hacer
las cosas más sencillas (que no por ello dejan de estar inmersas de amor y
cariño). Digo sencillas porque hace poco me encontré con una madre agobiada
porque tenía esa misma tarde la celebración de cumpleaños de su hija y aún no
había encontrado servilletas a juego con el “leitmotiv” de la fiesta. Y pensé:
el día que yo organice una fiesta desde luego que procuraré que sea bonita pero
que no me ataque los nervios con tonterías.
Los
niños al final quieren simplicidad: juegos divertidos y unas cuantas chuches.
Esto
del spa me recuerda a esa corriente existente en el ambiente por querer que
nuestras princesas crezcan demasiado rápido.
Responder
María
Aydee Junca Jiménez dijo:
27/05/2015
en 2:04
Buscamos
crear en nuestros hijos necesidades y realidades que no son necesarias y que no
son realidad. Al final crea en ellos tan altas expectativas, ya que les hacemos
creer que se merecen todo. De manera fácil, sin el menor esfuerzo, que tengan
lo que nosotros no tuvimos y más. Esto al final crea un vacío emocional, donde
no se es capaz de disfrutar las cosas sencillas y simples. En últimas somos
nosotros los padres quienes imponemos estas cosas y quienes debemos ayudar a
disfrutar de las cosas simples que a nosotros nos maravillaron, después de todo
somos adultos estupendos, o sea que no estuvo tan mal.
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