viernes, 8 de abril de 2016

Un Chocolate muy especial. Cuento Infantil.9

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado



UN CHOCOLATE MUY ESPECIAL

- Mami, mami, hoy llegó una niña nueva a la escuela.
- Que bien cariño, ¿Jugaste con ella?
- No mami, la mordí.
- ¿La mordiste? pero, ¿por qué lo hiciste?, la niña nueva estará muy triste.
- Mami, yo quería probarla.
- ¿Probarla?
- Si mami, la niña nueva es de chocolate y otros niños la llamaron negra.
- ¿De chocolate?, ¿Negra? ¡Oh! Cariño ya entiendo. Ven, acércate, siéntate junto a mi, quiero contarte una historia… 
      
Mira hace muchos años, en un país muy lejano existía una pequeña aldea en la que sus habitantes vivían muy tristes, porque el Sol cada día brillaba tan fuerte que solo les quedaba la noche para poder salir fuera de sus casas. Los niños no podían ir a la escuela, los papás no podían ir al trabajo…

- Pero mami, hoy también brillaba el Sol fuerte y fuimos a la escuela…

- Tienes razón cariño, pero fíjate, escucha…

En aquella aldea además de brillar muy fuerte el Sol, quemaba tanto, que los campos estaban sin flores, los ríos se secaban y si sus rayos tocaban en la piel de los aldeanos les producía unas quemaduras terribles. Entonces un día una niña pequeña como tú, le dijo a su mamá:

- Mami, esta noche buscaré al Señor Sol y le pediré por favor que deje de quemar nuestros campos, de secar nuestros ríos y de dañar nuestra piel. Él no me da miedo, la noche me protegerá y yo me cubriré muy bien.

La niña subió muy despacito una gran montaña esperando sin miedo a que el Señor Sol apareciera en el horizonte.

- ¡Señor Sol, Señor Sol!
- ¿ Quién me despierta tan temprano?, Aún no ha amanecido- 

La voz del Señor Sol era un poco ronca pero la niña no se asustó y continúo llamándole…

- ¡Señor Sol, Señor Sol por favor deje de quemar a mi pueblo!

Entonces el Señor Sol abrió sus brillantes y grandes ojos sorprendiéndose al ver a una niña pequeña envuelta en telas de muchos colores, despertándole tan temprano.

- ¿Qué haces aquí pequeña?
¿Por qué llevas esas telas?, apenas puedo verte. ¿No tendrías que estar en la escuela?-
 Le preguntó El Señor Sol un poco disgustado-

Entonces la niña le explico con todo detalle el motivo de su visita.

- Si me quito estas telas, quemarás mi piel clara y me dolerá mucho- 
El Señor Sol se quedó muy pensativo y transcurridos unos minutos a los que la niña espero pacientemente le dijo:- Eres muy valiente, y tienes un gran corazón porque no solo has venido por ti, así que voy a hacerte un regalo.
      
Buscó en un bolsillo de su gran bola radiante, sacando de él unos saquitos que entregó a la niña diciéndole: 
- Mira, dentro de estos saquitos hay unos pequeños escudos mágicos que protegerán tu piel y a todos los habitantes de tu aldea. Tu piel se oscurecerá y estará siempre protegida contra mis fuertes rayos. Para tus campos y tus ríos,mandaré a mis amigas las nubes para que preparen las estaciones de las lluvias y no se olviden de tu aldea.

La pequeña agradeció al Señor Sol todos sus regalos y marchó rápido hacia la aldea. Al día siguiente, todos los habitantes de la aldea habían puesto ya en su piel los pequeños escudos mágicos que les protegerían de los fuertes rayos solares. Su piel se oscureció, ¡estaban radiantes! Y la aldea volvió a la normalidad.

-Mami, entonces, ¿mi amiguita viene de un país lejano?. – 

Seguramente cariño, sus abuelitos o sus antepasados vinieron de lugares donde el Señor Sol quema mucho y una fina capa de su piel se oscurece para protegerles. Por eso tu pensaste que tu amiguita era de chocolate.

-Gracias mami, mañana le daré muchos besitos a mi nueva amiga, le pediré perdón y jugaremos juntas. Sabes mami, su cara estaba radiante.

Sobre la autora del Cuento: Eva María Riber Herráez

Me llamo Eva Mª tengo 51 años. Soy maestra. Actualmente trabajo en un colegio religioso concertado con niños y niñas de 3º de primaria. Me fascina mi trabajo. También me fascina escribir cuentos para niños, adolescentes y algunas veces me atrevo con pequeñas poesías. En mi vida personal estoy casada desde hace 29 años, tengo tres hijas dos de ellas ya casadas. Ellas me enseñan mucho, me inspiran a veces por sus logros otras veces por los problemas que surgen día a día.

Este cuento se lo dedico a todos esos niños que injustamente son insultados o rechazados. En especial se lo dedico a mis nietos a Fran y a Silvia, mis dos preciosos nietos mulatos. A mis 51 años la vida me ha enseñado mucho, y he tenido que hacerme fuerte. Mi segunda hija fue mamá a los 17 años, Mi hija mayor se recupera satisfactoriamente de un cancer linfático. Volví a tener otra nieta de mi segunda hija y ya está esperando el tercer bebé. Escribir, y escribir para niños me fascina. Aunque nunca he presentado mis cuentos a concursos excepto en Navidad, en donde he conseguido dos primeros premios, sigo escribiendo en cuanto tengo un poquito de tiempo

Todos los docentes tenemos una gran suerte. Trabajar con niños. Os mando un fuerte abrazo desde este Madrid hoy nevado y frío.





No hay comentarios: