Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
Una historia nº 25
que nos enseña a
seguir el plan de Dios
por sobre todas las
cosas.
TODOS SOMOS IGUALES
(Aportación de
nuestra amiga Angélica García Schneider)
El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el
bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda
en el corazón habla la boca. Lucas 6:45
En un pueblo gobernaba un hombre, famoso por sus abusos de
autoridad y su desprecio hacia las clases más humildes. Con frecuencia hacía
fiestas a las cuales invitaba sólo a la gente más acaudalada de la localidad,
gente como él, indiferente a las necesidades de los pobres.
Un día llegó al pueblo el señor Freyman, un empresario muy rico,
quien pensaba instalar una gran industria en el lugar, lo cual significaría un
gran progreso y fuentes de trabajo para los lugareños. El mismo gobernador fué
a recibir al empresario, le ofreció su casa y lo acompañó a ver el terreno.
Esa noche, ofreció una fiesta en su honor, en donde, como siempre
se reuniría la crema y nata del pueblo.
Estaban en medio del banquete, cuando a un mozo se le cayó una
bandeja con vasos, haciéndose trizas en el suelo, justo enfrente del gobernador
y su invitado.
¡Pero que no te fijas imbécil?- le gritó el gobernador al
muchacho, quien muy asustado procedió a recoger los vidrios. El hombre no cesó
de insultarlo, hasta que terminó de recoger todo. El empresario se quedó
observando la escena, muy conmovido y también indignado, pero lo disimuló.
Después que se hubo ido el muchacho, se dirigió al gobernador: -
Señor gobernador...¿le puedo hacer una pregunta? - Por supuesto, mi estimado señor
Freyman- respondió zalamero el gobernador. - ¿Si esos vasos se me hubieran
caído a mí, qué hubiera pasado?, ¿me habría usted insultado como lo hizo con
ese pobre muchacho?
El gobernador se turbó por la pregunta y respondió: - ¡Por
supuesto que no señor Freyman, cómo cree! - ¿Y por qué no? También se hubieran
roto los vasos. - Pero no es lo mismo...¡cómo iba yo a ofenderlo a usted! - Ah,
¿y por qué a ese muchacho sí? - Pues... es solo un indio... un desarrapado... -
Es un ser humano, igual que usted, igual que yo- declaró firmemente el
empresario. - ¡Pero cómo se va a comparar con nosotros ese pobre diablo! - Ese
pobre diablo, como usted lo llama, merece respeto y consideración. El hecho de
no poseer bienes, no hace a un hombre menos merecedor de estos.
Las palabras del empresario se escuchaban claras y decididas en el
comedor, pues todos los invitados se habían quedado en silencio, asombrados,
viendo como el gobernador, era avergonzado por su invitado de honor.
-¡Ah que señor Freyman, me resultó usted predicador!- trató de
bromear el gobernador, para disimular su malestar.
-No, señor gobernador, estoy hablando muy en serio.
-Bueno, pero no es para tanto jeje...
-Pues quiero que sepa, que yo fuí como ese muchacho, yo servía
mesas en la taberna de mi pueblo...
-¿Pero cómo es posible?
-Así es, señor gobernador. Yo vengo de una familia muy pobre,
empecé a trabajar desde los doce años. No le voy a contar mi historia, pero
quiero que sepa que porque he estado abajo, sé cómo se siente ser tratado como
usted ha tratado a ese muchacho. Y una cosa le aseguro, yo soy la misma
persona, ahora que tengo dinero, que cuando no lo tenía y eso, gracias a los
valores que me enseñó mi madre. Porque el hombre no vale por lo que tiene, sino
por lo que es. Hay muchos ricos que no valen nada y muchos pobres que valen
oro. Todos nacemos igual: sin nada y todos morimos igual: sin nada. No importa
si en este mundo fuimos ricos o pobres, cuando lo dejamos, nada material nos
llevamos. Todos nos hemos de presentar ante Dios de la misma manera, para El
somos todos iguales, así que si para El somos todos iguales, ¿quiénes somos
nosotros para hacer diferencias?
El empresario terminó de hablar y calmadamente prosiguió con su
cena, dejando a todos consternados y pensativos, especialmente el gobernador,
quien esa noche había recibido la lección más grande de su vida.
Porque no hay acepción de personas para con Dios. Romanos 2:11
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