Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
Una historia Nº 16,
que nos enseña a
seguir el plan de Dios
por sobre todas las cosas
LA SANTA MISA
A la hora de tu muerte, tu
mayor consuelo serán las Misas que durante tu vida oíste.
Cada Misa que oíste te
acompañará en el tribunal divino y abogará para que alcances perdón.
Con cada Misa puedes
disminuir el castigo temporal que debes por tus pecados, en proporción con el
fervor con que la oigas.
Con la asistencia devota a la
Santa Misa, rindes el mayor homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor.
La Santa Misa bien oída suple
tus muchas negligencias y omisiones.
Por la Santa Misa bien oída
se te perdonan todos los pecados veniales que estás resuelto a evitar, y muchos
otros de que ni siquiera te acuerdas.
Por ella pierde también el
demonio dominio sobre ti.
Ofreces el mayor consuelo a
las benditas ánimas del Purgatorio
Consigues bendiciones en tus
negocios y asuntos temporales.
Una Misa oída mientras vivas
te aprovechará mucho más que muchas que ofrezcan por ti después
de la muerte.
Te libras de muchos
peligros y desgracias en los cuales quizás caerías sino fuera por la Santa
Misa.
Acuérdate también de que
con ella acortas tu Purgatorio.
Con cada Misa aumentarás
tus grados de gloria en el Cielo. En ella recibes la bendición del sacerdote,
que Dios ratifica en el cielo.
Al que oye Misa todos los
días, Dios lo librará de una muerte trágica y el Angel de la guarda tendrá
presentes los pasos que dé para ir a la Misa, y Dios se los premiará en su
muerte.
Durante la Misa te
arrodillas en medio de una multitud de ángeles que asisten invisiblemente al
Santo Sacrificio con suma reverencia.
Cuando oímos misa en
honor de algún Santo en particular, dando a Dios gracias por los favores
concedidos a ese Santo, no podemos menos de granjearnos su protección y
especial amor, por el honor, gozo y felicidad que de nuestra buena obra se le
sigue.
Todos los días que
oigamos Misa, estaría bien que además de las otras intenciones, tuviéramos la
de honrar al Santo del día.
La Misa es el don más
grande que se puede ofrecer al Señor por las almas, para sacarlas del
purgatorio, librarlas de sus penas y llevarlas a gozar de la gloria. - San
Bernardo de Sena.
El que oye Misa, hace
oración, da limosna o reza por las almas del Purgatorio, trabaja en su propio
provecho. - San Agustín.
Por cada Misa celebrada u
oídas con devoción, muchas almas salen del Purgatorio, y a las que allí quedan
se les disminuyen las penas que padecen. - San Gregorio el Grande, Papa.
Durante la celebración de
la Misa, se suspenden las penas de las almas por quienes ruega y obra el
sacerdote, y especialmente de aquellas por las que ofrece la Misa. -San
Gregorio el Grande
Puedes ganar también
Indulgencia Plenaria todos los lunes del año ofreciendo la santa Misa y
Comunión en sufragio de las benditas almas del Purgatorio. Para los fieles que
no pueden oír Misa el lunes vale que la oigan el domingo con esa intención.
Se suplica que apliquen
todas las indulgencias en sufragio de las Almas del Purgatorio, pues Dios
nuestro Señor, y ellas le recompensaran esta caridad.
La Santa Misa es la
renovación del Sacrificio del Calvario, el Mayor acto de adoración a la
Santísima Trinidad. Por eso es obligación oírla todos los domingos y fiestas de
guardar.
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