miércoles, 19 de enero de 2022

Estaban al acecho a ver si curaba en sábado, para poder acusarle.: "TODOS LOS QUE SUFRÍAN DE ALGO SE LE ECHABAN ENCIMA PARA TOCARLO". (Mc 3, 7-12).

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado

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D. Jesús Mateo es un sacerdote amigo de Valladolid, que me manda diariamente  un lindo comentario del Evangelio. Pienso que vale la pena compartirlo con los sacerdotes y con  los seglares que lo soliciten. Lo pongo todos los días en tres de mis Blogs católicos. Franja.

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20 de enero, jueves de 2022

COMENTARIO: Estaban al acecho a ver si curaba en sábado, para poder acusarle.: "TODOS LOS QUE SUFRÍAN DE ALGO SE LE ECHABAN ENCIMA PARA TOCARLO". (Mc 3, 7-12).

Todos querían tocar al Señor. "De Él brotaba una fuerza que curaba a todos" (Lc 6, 19). ¿Quién no recuerda a aquella mujer, la Hemorroísa, que con sólo tocar la orla del manto de Jesús quedó curada?

Comulgamos en la boca o en la mano

Tú y yo, ¿tocamos con esa fe a Jesucristo en la Santa Comunión? Tú y yo, ¿creemos que en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía está realmente presente Jesucristo, con su  Cuerpo, con su Alma y su Divinidad?


Comulgamos en la boca o en la mano

¿Tocamos a Cristo, cuando comulgamos, con fe, con devoción y con amor devoto? Cuando comulgamos así, Él transforma nuestro corazón  enfermo. Nos llena de paz, de alegría, de fe, de esperanza, de caridad. Es la medicina divina para el alma. Siembra en nuestra carne la semilla de la inmortalidad, la potencia de la resurrección gloriosa. Él nos cura, nos diviniza.

En uno de los Evangelios de estos días veíamos que a un leproso que le dijo, si quieres puedes limpiarme, lo "tocó" y quedó limpio al sentir la mano de Cristo. También tú y yo podemos quedar curados, limpios, divinizados al contacto con Jesús en la Comunión.

Hoy le pedimos con Santo Tomás de Aquino: "Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí inmundo, con tu Sangre, de la que una gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero".

Con motivo del Coronavirus hemos apreciado, aún más, la profesionalidad de nuestros sanitarios; su entrega, su ternura, su trato cariñoso, su categoría humana y científica. 

Mira: Tú y yo, todos, tenemos un MÉDICO DIVINO, JESÚS, que cura nuestra enfermedad; nuestro egoísmo. Puede, si quiere, y Él quiere siempre, curar nuestra enfermedad.Conoce nuestros síntomas. Tiene recetas y medios para curarnos, si le reconocemos como Médico divino. Está dispuesto, ya lo ha hecho, a dar la vida por ti y por mí. Acudamos a Él.

Jesús Mateo. Sacerdote.

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Que Dios  nos bendiga y nos guarde con Santa María y San José. Un abrazo.   Franja.

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Confeccionado en el Blog de Franja

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