domingo, 14 de febrero de 2016

GOZOS DEL GLORIOSO PATRIARCA, SAN JOSÉ

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado


GOZOS DEL GLORIOSO PATRIARCA Y ESPOSO DE MARÍA,
 SAN JOSÉ

Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado:
sed, José, nuestro abogado
en esta vida mortal.

Antes que hubieseis nacido, ya fuisteis santificado,
y ab eterno destinado
para ser favorecido:
nacisteis de esclarecido
linaje y sangre real.

Sed, José...

Vuestra vida fue tan pura
que en todo sois sin segundo:
después de María, el mundo
no vio más santa criatura;
y así fue vuestra ventura
entre todos sin igual.

Sed, José...

Vuestra santidad declara
aquel caso soberano,
cuando en vuestra santa mano
floreció la seca vara;
y porque nadie dudara,
hizo el cielo esta señal.

Sed, José...

A vista de este portento,
todo el mundo os respetaba,
y parabienes os daba
con alegría y contento;
publicando el casamiento
con la Reina celestial.

Sed, José…

Con júbilo recibisteis
a María por esposa,
Virgen pura, santa, hermosa,
con la cual feliz vivisteis,
y por ella conseguisteis
dones y luz celestial.

Sed, José..

Oficio de carpintero
ejercitasteis en vida,
para ganar la comida
a Jesús, Dios verdadero,
y a vuestra Esposa, lucero,
compañera virginal.

Sed, José...

Vos y Dios con tierno amor
daba el uno al otro vida,
Vos a El con la comida,
y El a Vos con su sabor:
Vos le disteis el sudor,
y Él os dio vida inmortal.

Sed, José...

Vos fuisteis la concha fina,
en donde con entereza
se conservo la pureza
de aquella Perla divina,
vuestra Esposa y Madre digna,
la que nos sacó de mal
.
Sed, José…

Cuando la visteis en Cinta,
fue grande vuestra tristeza; 
sin condenar su pureza,
tratabais vuestra jornada;
estorbóla la embajada
de aquel Nuncio celestial.

Sed, José…

No tengáis ¡oh José! espanto,
el Paraninfo decía:
lo que ha nacido en María,
es del Espíritu Santo:
vuestro consuelo fue tanto,
cual pedía caso tal.

Sed, José...

Vos sois el hombre primero
que visteis a Dios nacido;
en vuestros brazos dormido 
tuvisteis aquel Lucero,
siendo vos el tesorero
de aquel inmenso caudal.

Sed, José...

Por treinta años nos guardasteis
aquel Tesoro infinito
en Judea, y en Egipto
a donde lo retirasteis;
entero nos conservasteis
aquel rico mineral.

Sed, José...

Cuidado, cuando perdido,
os causó y gran sentimiento
que se os volvió en contento
del cielo restituido;
de quien siempre obedecido
sois con amor filial.

Sed, José...

A vuestra muerte dichosa,
estuvo siempre con Vos
el mismo humanado Dios,
con María vuestra Esposa:
y para ser muy gloriosa,
vino un coro angelical.

Sed, José…

Con Cristo resucitasteis
en cuerpo y alma glorioso,
y a los cielos victorioso
vuestro Rey acompañasteis,
a su derecha os sentasteis
haciendo coro especial.

Sed, José…

Allá estáis como abogado
de todos los pecadores,
alcanzando mil favores
al que os llama atribulado:
ninguno desconsolado
salió de este tribunal

Sed, José…

Los avisos que leemos
de Teresa nuestra madre,
por abogado y por padre
nos exhorta que os tomemos:
el alma y cuerpo sabemos
que libráis de todo mal

Sed, José…
Pues sois santo sin igual
y de Dios el más honrado,
sed, José, nuestro abogado
 en esta vida mortal.



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