Nos dice el Evangelio de hoy: "EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ LA ENCONTRARÁ". (Mt 10, 37-42)

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado

D. Jesús Mateo, sacerdote de Valladolid me  envía el Comentario del Evangelio de cada día,  y yo con gran placer lo edito en mis blogs católicos de difusión. Sé que hay muchas entradas porque muchos lo reciben y comparten para ayudarse en su tiempo de oración.

P. Javier Olivares.

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2 de julio, domingo 2023

Nos dice el Evangelio de hoy:  "EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ LA ENCONTRARÁ". (Mt 10, 37-42)

No hay duda alguna que el Evangelio es exigente. Leemos en él, hoy, que Dios nos pide un amor total. Un Amor distinto y mayor que el amor a nuestros padres y al de los hijos. ¿Cómo es posible este amor? Porque en principio Dios nos pide, en el cuarto Mandamiento de la Ley de Dios, amar a los padres y a los hijos. Este es el Dulcísimo Mandamiento, amar a nuestros padres. ¿Está reñido con amar a Dios sobre todas las cosas?

No. Pongo un ejemplo: un hijo se entrega totalmente a Dios yendo a misiones o Dios le da la vocación de una entrega total en clausura,  o vivir el celibato apostólico en medio del mundo, ¿deja de ser buen hijo? Rotundamente no, pero Dios le pide ese sacrificio de abandonar a sus padres por un Amor mayor.

También nos dice el Evangelio de hoy: "el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí". "El que encuentre su vida la perderá y el que pierda su vida por mí, la encontrará". ¿El Señor nos complica la vida? ¿El Señor busca nuestro sufrimiento? No. Dios quiere nuestra felicidad. ¿Dónde encontrar la felicidad? La auténtica felicidad es Él.

Qué inspirado y acertado está San Agustín, cuando después de haber buscado la felicidad fuera de Dios, al fin exclama: "Nos hiciste, Señor, para ti e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti". Así se entienden las palabras del Evangelio de hoy, que el que pierda su vida por el Señor, la encontrará. La felicidad no está ni en el poder, ni en el dinero, ni en el afán de que nos valoren y aprecien y nos tengan en cuenta. 

Sólo Dios llena el corazón del hombre. El camino para ser feliz es el Señor que es Camino, Verdad y Vida. Él es nuestra felicidad.

Jesús Mateo. Sacerdote.

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Que el Señor nos bendiga y nos guarde con Santa María la Virgen y con San José su castísimo esposo.

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