Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
Com. Evang. Buscando un comentario para este día de los Protomártires de Roma, al día siguiente de la Solemnidad de S. Pedro y S. Pablo, encontré en los Misioneros claretianos este comentario del P.Fernando Torres cmf.
Me ha gustado y los pongo en uno de mis blogs para que otros se puedan aprovechar y ayudarse, para la oración personal de la mañana o de la tarde. Franja.
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Jesús calma la tempestad
Comentario al Evangelio
de hoy martes, 30 de junio de 2020
Vamos a echar un poco la mirada atrás, a
la vida de nuestra familia y a nuestra vida personal. ¿Quién no se ha sentido
alguna vez como los discípulos en la barca zarandeada por el temporal? Un
temporal en el mar no es cosa de risa. Da miedo al más valiente.
Recuerdo mis
tiempos jóvenes en el seminario menor. Tenía por entonces 15 o 16 años. Y el
Seminario estaba situado en una pequeña y preciosa ciudad del norte de España.
En verano la playa se llenaba de veraneantes pero en invierno era otra cosa. La
ciudad tenía su puerto, dedicado básicamente a la pesca.
Un largo dique de
cemento protegía el interior del puerto de los embates del mar. Tenía unos diez
metros de ancho por otros 10 de alto sobre el nivel del mar. Aquel dique se
quedó roto por la mitad una noche de temporal. ¿Os podéis imaginar la fuerza de
las olas?
Pues hay personas que se sienten así ante
las inclemencias de la vida: incapaces de mantenerse estables ante los golpes
que parece que se suceden uno detrás de otro sin solución de continuidad.
Enfermedades, problemas económicos, injusticias, problemas familiares,
infidelidades... Todo parece que se junta para hacer la vida más difícil.
Y entonces, recurrimos a Dios. Seguro que
alguna vez se nos ha venido a la mente la oración, simple, sencilla, urgente,
de los discípulos, despertando a Jesús al grito de “¡Señor, sábanos, que nos
hundimos!”
El Evangelio cuenta la reacción de Jesús.
Les increpa diciendo: “¡Cobardes! ¡Qué poca fe!” Alguno pensará que les riñe,
que no quiere que acudan a él en esos momentos de dificultad, en que se sienten
amenazados por fuerzas insuperables.
Yo prefiero pensar que es la reacción normal de alguien a quien le despiertan de
golpe durante un buen sueño. Lo más importante no son las palabras de Jesús
sino lo que hace. Jesús se pone en pie, increpa a los vientos y al lago. Y,
como resultado, vino una gran calma.
No hay que tener miedo a quejarse a
Jesús. No hay que tener miedo a repetir la oración de los discípulos cuando la
vida se nos pone de frente como un toro amenazándonos con sus cuernos.
No hay
que tener miedo a molestar a Jesús con nuestros gritos y peticiones de socorro.
Lo que no hay que hacer nunca es tirarnos al agua, desesperarnos. Hay que
mantenerse firmes ante la tribulación porque Jesús está ahí, cerca de nosotros.
No sabemos cómo va a responder a nuestras oraciones.
Pero, como somos gente de
fe, de lo que estamos seguros es de que responderá.
Fernando Torres cmf
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Yo espero que le sirva a las almas, en especial a los sacerdotes. De esta manera se puede ayudar a todos aquellos que se sientan necesitados, o que quieran agradecer el ponerles cerca todas estas posibilidades que hay en Internet. No hay que despercidiar estas ocasiones. Franja.
No son muchos los que acuden al
"Si Dios Quiere"
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