Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
LA SOMBRA DEL ASNO
Demóstenes echaba en cara los
errores a los atenienses. Un día, que les estaba hablando
en una plaza pública, recibió un abucheo fenomenal.
“¡Sólo dos palabras
para contaros la historia de un asno”, gritó. Y la multitud
le dejó hablar.
“Había una
vez, prosiguió Demóstenes, un
viajante que alquiló un
asno para ir
de Atenas a Megara y el dueño del asno le acompañó en el viaje. A
mediodía buscaron la sombra de un árbol para sentarse a comer y como no había
ninguno, el dueño del animal se sentó a la sombra del asno.
-Te he alquilado el asno, pero no
su sombra de modo que el asno sigue perteneciéndome – explicó el propietario.
-De ninguna manera. Me has
alquilado el burro entero con todas sus circunstancias, replicó el viajante”.
Al llegar a
este punto, Demóstenes se calló. Los asistentes gritaron :
“¿Y qué ocurrió
después?” Y el
orador preguntó:
“¿Os interesa
más oír hablar
de la sombra de un asno que de
vuestros propios intereses?
Dicen que ...
La pelea progresó de palabras a
golpes, y mientras los hombres lucharon, el asno galopó lejos.
El egoísta siempre termina sin
nada.
Es necesario aplicarnos el cuento, porque a veces discutimos hasta por la sombra
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