Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
El
Reto Del Amor 7 julio 2015
elaborando el reto
El
reto de hoy es
que
no te calles las obras de Dios en tu vida
Año
del Señor 2015 Lerma,
7 de julio
Hola,
buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor,
que pases un feliz día.
PABLITO
El
Señor de vez en cuando te da regalos como el que os voy a contar hoy, y que son
pequeñas señales de la “fecundidad misteriosa” de la oración.
Hace
como año y medio fui a Burgos acompañando a sor Amada al médico. Cuando ya
volvíamos a casa, en la puerta de la estación de autobuses, nos abordó una
chica muy agradable, pero ansiosa: nos pidió que rezáramos por ella, para que
tuviera un hijo. Nosotras la animamos y exhortamos a que tuviera confianza, que
el Señor de la Vida
se lo concedería y que nosotras íbamos a rezar con fuerza por su petición.
Su
ruego me trajo a la memoria a Ana, la madre de Samuel, en la Biblia , y recordé cómo le
gusta al Señor nuestra oración cuando no podemos nada, porque luego cantaremos
plenamente convencidos lo grande que es Su misericordia.
Hace
como dos meses llegó un matrimonio joven al torno. Dijeron que habían pedido
oración a dos monjas de aquí y que venían a dar gracias por su precioso niño.
La tornera no sabía qué monjas habían sido, pero, como la hora era mala y
tenían prisa, los atendió con cariño y se despidieron.
Cuando
lo contó en el recreo, nosotras inmediatamente pensamos en aquella mujer de la
estación, y sentimos no haberlos visto, pero dimos muchas gracias al Señor. ¡Él
había hecho el milagro!
Y
el Señor nos tenía preparada una sorpresa: Ayer vinieron de nuevo, tras haber
bautizado al pequeño Pablo. ¡Si vierais que niño tan guapo...! Con 6 meses,
¡qué vitalidad y qué pacífico a la vez! Y, sobre todo, me impresionó la actitud
de los padres: deshechos de gratitud y alegría, volcados en su Pablito que,
sorprendentemente, ya maneja el móvil que su padre le puso en las manitas y que
él sujetaba perfectamente.
Al
volver del locutorio, sor Amada y yo nos admirábamos del don de la vida, este
Regalo por encima de nuestras fuerzas; pero también nos dábamos cuenta de la
necesaria y consiguiente gratitud para gozar del don.
Al
final de la visita, la madre nos había contado que, cuando parecía que no iba a
poder quedarse embarazada, una enfermera cristiana le había recomendado que, si
veía unas monjas, les pidiera oración. Ésa fue la causa de que se acercara a
nosotras.
Me
impresiona comprobar la fuerza del testimonio y cómo, si cada uno contamos las
maravillas del Señor en nuestra vida, la Buena Nueva se difunde y da mucho fruto.
Por
eso, el reto de hoy es que no te calles las obras de Dios en tu vida, que
comuniques lo grande que es contigo y, sobre todo, hoy te invito a vivir en
actitud de acción de gracias.
VIVE
DE CRISTO
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