domingo, 5 de septiembre de 2021

COMENTARIO: "JESÚS, DIJO AL HOMBRE QUE TENÍA LA MANO SECA: EXTIENDE TU MANO. LA EXTENDIÓ Y SU MANO QUEDÓ CURADA.(Mc 3, 1-6)

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado

D. Jesús Mateo me envía el presente comentario:

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6 de Septiembre, lunes de 2021. 

COMENTARIO: "JESÚS, DIJO AL HOMBRE QUE TENÍA LA MANO SECA: EXTIENDE TU MANO. LA EXTENDIÓ Y SU MANO QUEDÓ CURADA.(Mc 3, 1-6) 

En esta ocasión, Jesús entró en la sinagoga, donde se encontraba un hombre que tenía la mano seca. Los fariseos le observaban por si lo curaba en sábado para acusarle porque, según  ellos  no se podía hacer nada en sábado. Jesús le dice al hombre que tenía la mano seca: Ponte en medio. Y les pregunta: ¿Es lícito en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla? Ellos permanecían callados. 

Tuvo que ser una escena impactante. Ante la pregunta de Jesús no quieren responder, y ante el milagro que realiza después no saben qué decir. Deberían haberse convertido, pero su corazón se ofusca y se llena de envidia y de furor y después del milagro empiezan a dialogar entre ellos, para ver cómo acabar con Él.  

Lo que dice el Evangelio, a continuación, es impresionante  y escalofriante: "Entonces, Jesús,   mirándolos con ira, entristecido por la ceguera de sus corazones, dice al hombre: EXTIENDE TU MANO. La extendió, y su mano quedó curada".

Esta es la única vez en que se alude a la indignación y a la tristeza de la mirada de Nuestro Señor provocada por la hipocresía de los fariseos. Así mira el Señor a los hipócritas. Que, tú y yo, no demos motivo para que Jesús nos mire así.  

¿Sabes lo que me ha llamado poderosamente la atención?: "el hombre de la mano seca". Le dice el Señor: EXTIENDE LA MANO. Este hombre, a pesar de su experiencia anterior, fue dócil y obediente en llevar a cabo el esfuerzo que se le pedía. Es un gran ejemplo para ti y para mí.

El Señor nos pide esta misma actitud y confianza en todo lo que Él nos indique aunque nos parezca imposible. EXTIENDE TU MANO...es decir: esfuérzate en las cosas que Dios te pide; en las cosas pequeñas de cada día. El enfermo pudo decir: no puedo, ya lo he intentado más veces y no he sido capaz..., entonces no se hubiera curado.

Vamos a imitar, tú y yo, a este hombre. Tengamos presente la voz del Señor que nos dice: EXTIENDE TU MANO

Jesus Mateo. Sacerdote.

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Que Dios pague ese esfuerzo diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca.,

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