Blog Católico de Javier Olivares, jubilado
Has
revelado grandes cosas a los pequeños
Adviento
Lucas
10, 21-24. Adviento.
Dios devela sus secretos y su misterio
sólo a los
sencillos de corazón.
Por:
P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Te
adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la I Semana de Adviento, del
domingo 29 de Noviembre al sábado 5 de Diciembre 2015.
Del
santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En
aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te
bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas
a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal
ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce
quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo
aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos
profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír
lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».
Oración
introductoria
¡Te
doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento que me
concedes para dialogar contigo! ¡Gracias, porque me revelas los misterios de tu
Reino! ¡Gracias por el don de la fe! Me siento dichoso al ser tu hijo adoptivo.
Te amo, Señor.
Petición
Señor,
ayúdame a ser sencillo, manso y humilde de corazón.
Meditación
del Papa Francisco
Este
momento de profunda alegría brota del amor profundo de Jesús en cuanto Hijo
hacia su Padre, Señor del cielo y de la tierra, el cual ha ocultado estas cosas
a sabios e inteligentes, y se las ha revelado a los pequeños. Dios ha escondido
y ha revelado, y en esta oración de alabanza se destaca sobre todo el revelar.
¿Qué es lo que Dios ha revelado y ocultado? Los misterios de su Reino, el
afirmarse del señorío divino en Jesús y la victoria sobre Satanás.
Dios
ha escondido todo a aquellos que están demasiado llenos de sí mismos y
pretenden saberlo ya todo. Están cegados por su propia presunción y no dejan
espacio a Dios. Uno puede pensar fácilmente en algunos de los contemporáneos de
Jesús, que Él mismo amonestó en varias ocasiones, pero se trata de un peligro
que siempre ha existido, y que nos afecta también a nosotros. En cambio, los
“pequeños” son los humildes, los sencillos, los pobres, los marginados, los sin
voz, los que están cansados y oprimidos, a los que Jesús ha llamado “benditos”.
Se puede pensar fácilmente en Maria, en José, en los pescadores de Galilea, y
en los discípulos
llamados a lo largo del camino, en el curso de su predicación.»
(Papa Francisco, Mensaje del santo padre Francisco para la 88ª Jornada Mundial de las Misiones 2014)
Reflexión
La
euforia reina en los comentarios, en los rostros de los discípulos tras su
exitosa misión. Jesús los recibe y parece también Él contagiarse de la alegría
con que lo celebran. No es solamente un triunfo humano. Es ante todo el
reconocimiento del don de Dios que en aquellos hombres sencillos se ha
prodigado abundantemente para transformarles en heraldos, en testigos y
anunciadores de su mensaje. Y son ellos, gentes sin formación, los que llegan a
conocer tal misterio, pues como dijo san Pablo: "Hablamos de una sabiduría
de Dios misteriosa, escondida (...) desconocida de todos los príncipes de este
mundo.(...) Si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase
necio, para llegar a ser sabio (...) pues la sabiduría de este mundo es necedad
a los ojos de Dios" (1Cor 3, 18-9).
Da
que pensar el hecho de que a lo largo de más de 4000 años de historia Sagrada,
los personajes que Dios ha escogido para anunciar a los hombres sus mensajes,
hayan sido, por lo general, gentes sencillas y sin instrucción. En muchos casos
eran apocados o tímidos, también mujeres virtuosas aunque a simple vista
débiles. La historia de los pastores como José, el hijo pequeño de Jacob, y el
mismo David, el rey, parece repetirse cuando la Sma. Virgen María escoge a las
personas más sencillas para revelar sus mensajes. La historia de san Juan Diego
y la Virgen Guadalupana, las de los pastorcillos de Fátima, o la de Bernardette
en Lourdes son sólo algunos casos. Y esto no es por pura coincidencia, sino
testimonio de la coherencia de los planes de Dios. La sencillez conquista y
"subyuga" a Dios. Él se enamora de las almas humildes y simples.
Él
devela sus secretos y su misterio sólo a los sencillos de corazón. Como lo hizo
en María y como lo ha hecho a lo largo de todos los siglos. También quisiera
hacerlo en nuestra oración de hoy y de cada día, contando con nuestra
colaboración.
Propósito
Buscar
en este día, ser humilde y pedirlo en la oración como una gracia.
Diálogo
con Cristo
Señor,
la auténtica vida de oración es aquella que me lleva a conocerte, amarte,
seguirte e imitarte, ¡qué gran privilegio! ¡Qué inmensa alegría! No te pido una
gran sapiencia, ayúdame a aceptar, con la sencillez de un niño, lo que quieres
de mí. Sólo quiero crecer en mi amistad contigo y eso significa que necesito
una confianza inquebrantable en tu infinito amor.
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